CAMAGÜEY.- Cuenta que a los catorce años subió por primera vez a una palma escondido de sus padres con los arreos que un conocido de la familia dejó en su casa.

Desde entonces Yadier escala en busca de palmiche para alimentar cerdos en esta especie de deporte extremo tradicional en los campos de Cuba.

El precio varía en dependencia del cliente pero entre 5 y 10 pesos cada palma obligan en una mañana a escalar hasta 50 ejemplares para repartir luego con el ayudante o vetero que espera abajo los envíos y vela por la seguridad del alpinista.

Alto, entre 25 y 40 metros de altura, se escucha el corte seco del machetín y luego el ronroneo prolongado y seco del racimo de palmiche deslizándose en la soga hasta el suelo.

Hace poco más de dos meses tuvo la peor de las caídas desde una altura de 10 metros. El exceso de confianza le dejó dos fracturas en la columna vertebral.

Bajando casi en rappel con una sonrisa en el rostro confirma que a Yadier Emiliano Ramos no hay quien lo aleje del desmoche convencido del credo que en este oficio quien no se caiga no es desmochador.

Fotos: Leandro Pérez Pérez/AdelanteFotos: Leandro Pérez Pérez/Adelante