CAMAGÜEY.- La tertulia Isla en mi cuerpo empezó muy bien ayer en la Casa de la Trova Patricio Ballagas, en esta ciudad, donde ha querido fijarse los jueves alternos con la poesía y la trova como una alternativa de urgencias para ese centro cultural sediento de espacios intimistas con públicos más sanos.
El músico Antonio Batista tuvo la idea y sumó a la escritora Yoandra Santana. Ambos invitaron, por derecho propio, a Luis Álvarez Álvarez, Premio Nacional de Literatura, pues Isla en mi cuerpo es el título de su libro publicado por la Editorial Ácana en el 2017, y del poema musicalizado por Batista para la ocasión, con el empeño de llevar al pentagrama los versos de camagüeyanos.
A las cuatro y media de la tarde, la hora del inicio, estaba el público fundador, la mayoría estudiantes de teatro de la Academia de las Artes Vicentina de la Torre. Ante la posibilidad del micrófono abierto, los muchachos salieron a recitar y a cantar obras propias y de autores universales, y casi todos pusieron sus frases para un poema colectivo en el juego del cadáver exquisito.
También disfrutaron las evocaciones a los bardos Ángel Escobar, Severo Sarduy, Raúl Hernández Novás, Lina de Feria... y la interpretación a cantautores como Marta Valdés y Pablo Milanés, mas el acento del dúo anfitrión de Yoandra y Batista.
En su momento, Luis Álvarez contó la historia de la nación desde los enigmas poéticos y el desgarramiento por los genocidios del racismo en Cuba. Dio lecciones con frases rotundas: “La poesía no se hace de musas imaginativas. La poesía es sobre todo testimonio”. Y antes de leer sus versos, dijo: “Quiero que los escritores en ciernes nunca olviden que la literatura nace del misterio, y a veces no solo nace del misterio, sino que en sí misma es el misterio”.
Fue una tertulia desenfadada y, para la tranquilidad de los padres, protegida, porque cuando hay menores de edad allí no se expenden bebidas alcohólicas, según insistió Francisco Noguera, el director de la Casa de la Trova. En especial deberían confluir estudiantes de otras carreras y jóvenes creadores para que se conozcan como generación, porque son la continuidad de los artistas y de los públicos que Camagüey necesita. Además, la entrada es libre.