CAMAGÜEY.- Una vieja tradición distingue el quehacer diario en la Unidad Empresarial de Base (UEB) Raúl Cepero Bonilla, y es ese espíritu de esquivar los múltiples inconvenientes de la obsolescencia tecnológica.

Uno de sus pilares en la Empacadora, como usualmente se le llama, es la brigada de mantenimiento, un equipo que trabaja como tal, única forma de que las máquinas no se detengan ante las carencias de piezas y repuestos para encarar los continuos ciclos productivos.

No pocos son los atajos que han debido tomar, pero con el tiempo, su “piquete” de innovadores se ha fortalecido, y emprendido experiencias, en algunos casos, con trascendencia nacional, para convertirse en un ejemplo de cuánto se puede avanzar en medio de muchos escollos económicos.

FÓRMULA SIN MAGIA, PERO CREATIVA…

Una de las reglas básicas de las innovaciones en la entidad de la Empresa Cárnica de Camagüey es que las iniciativas surgen del quehacer colectivo.

Humberto López Bujardón ha dejado más de una treintena de años de su vida en el centro; ahora se enfoca en los trámites de jubilación, pero deja tras sí no pocas huellas positivas en la búsqueda de alternativas que mantengan la vitalidad de la veterana industria.

El experimentado mecánico de refrigeración sabía que, de no aparecer una respuesta, la sala de máquinas estaría en apuros, con implicaciones muy graves para el ciclo de trabajo de la institución.

De la experiencia y su inteligencia salió el sustituto al control del nivel de líquido, una adaptación que durante meses ha probado su efectividad, con la ventaja de que sus componentes son de más fácil adquisición. Con modestia visible se aparta del impacto de su innovación, que de no haber aparecido se hubieran detenido totalmente las labores industriales.

¿Llevó horas de trabajo?

—Sí, unas cuantas, pero ahí está, “guapeando”, dice mientras mira el saldo de su ingenio.

—¿Cómo lo resume?

—Simplifica las operaciones, facilita su reparación, evita el peligro de escape de amoníaco y, sobre todo, no nos detenemos en la producción.

Pero su “toque mágico” tiene presencia también en el fabricador de hielo, con implicaciones en todo el ciclo, y que ya tenía desgaste en sus componentes.

El jefe de brigada de mantenimiento, Rodolfo Arencibia Ramos, reconoce el decisivo aporte del grupo, que tiene una veintena de vinculados a la ANIR.

Cita Arencibia como una presencia decisiva y trascendente a Daniel Barrameda, quien suma entre sus muchísimos logros el de la máquina para la embutidora de croquetas, que facilita su empleo y eleva la capacidad de entrega diaria.

Otros integrantes con importante destaque son el soldador José Santana, el eléctrico José Figueroa, y el mecánico Rolando Oliva. Ahora acometen una importante inversión en el
montaje de una nueva caldera, realizan la insolación de las tuberías, rediseñan los conductos para la racionalidad en la entrega de vapor, y crean condiciones destinadas a mejorar la hermeticidad en las puertas de los hornos.

“Analizamos a diario los problemas, siempre estamos atentos a cualquiera que pueda paralizarnos, porque el sentido de pertenencia es muy alto. Involucramos a los más jóvenes, el relevo, la garantía de seguir adelante”.

El Foro de Ciencia y Técnica interno se ha convertido en una ventana esencial en la “Cepero Bonilla” para mostrar y ejemplificar el inventario de variantes logradas, de dificultades arrancadas a la cotidianidad.

En ese universo aparecen desde aportes en variedades, como la nueva tecnología en el lomo ahumado, el lomo Caribe y Tropical, hasta la capitalización de la embutidora y del matadero de cerdos, que incluyó diseño y construcción, y la fabricación de trampas para sistema hidráulico.

Esos y otros resultados se reflejan en nombres como Marlen Calcines Hernández, Juan Montalvo (jubilado), Eugenio Figueroa, Yasiel Ollet, Braulio González, Onelio Reina y Salvador J. Cabrera Delgado.

MUJER, CREACIÓN…

Una de las iniciativas que ha prosperado es el evento de creación entre las mujeres, de donde surgen no pocos aportes que entrañan ahorro de materias primas y elevación en la producción y los surtidos.

Resalta entre los nuevos renglones el chorizo vela, concebido por las especialistas Mairelis Lugo, Yoicee Estrada Izquierdo y Doreidys de la Rosa Escanelle, con una presentación superior en su textura y calidad.

Pese a llevar poco tiempo en funciones de representante de la ANIR en la UEB, Loraine Guerrero Navas afirma su interés de mantener y superar lo alcanzado.

“Tenemos compañeros muy entusiastas, gente con mucha chispa, con dominio de lo que hacen, y eso facilita todo cuanto se haga. La técnica está envejecida, y las roturas son constantes, cuestión que obliga a la creatividad para evitar las paralizaciones.

“Se ha trabajado en función de estimular lo que se haga bien. Hay presupuestos para el pago de las innovaciones y racionalizaciones, sin descuidar el componente moral.

“¿Las BTJ?, andan ‘a mil’. Agrupa a 14 jóvenes con una chispa tremenda. Son el futuro”, afirmó.

Con 33 miembros, de ellos ocho mujeres, muchos son los argumentos que fijan la idea de que en esta vieja pero activa fábrica, la ANIR dispone de personas de una voluntad a toda prueba.

Coincide Guerrero Navas en la diversidad de lo hecho, y sus implicaciones favorables en una entidad con un peso importante en la entrega de la canasta familiar normada, y a sitios muy sensibles de la sociedad, como hospitales, círculos infantiles, centros educacionales, entre otros.

“Los efectos del quehacer de la ANIR se ven desde cuestiones muy relevantes, hasta otras que, aparentemente sencillas, contribuyen al ahorro de energía, al uso más racional de los recursos, y al cuidado del medio ambiente, como es el diseño de un biodigestor para el tratamiento de los residuos orgánicos”.

Con 94 años recién cumplidos, esta decisiva institución de la Industria Alimentaria en la provincia constituye prueba de las enormes reservas que tenemos aún en el ingenio de nuestro capital humano.