CAMAGÜEY.-La escuela primaria José Martí, en las cercanías del reparto Vista Hermosa, trabaja sin cesar en la educación integral de sus 506 pupilos. Aunque el mediodía señala el descanso del proceso docente, la disciplina sorprende, al igual que la organización de las aulas y pasillos.
Los 42 cursos de Juan Ignacio Crehuet Rodríguez hablan por sí solos de la dedicación sostenida de este profesor, comenzados cuando tan solo contaba con 16 años.
Hoy tiene la dicha de compartir con algunos que otrora fueron sus estudiantes, pero esta vez como colegas del mismo claustro.
“Trato de orientar a mis alumnos en el amor a la profesión, que es también amar a la Patria, para eso usamos la tecnología en función del aprendizaje. Con mis pioneros y sus familias hemos creado un Piquete Martiano, para profundizar en la obra del Apóstol y en los valores de nuestro socialismo.
“El educador no debe solo enseñar materias en un aula, por eso también llevamos a cabo la Formación Laboral, lo mismo para ayudar a escoger arroz que para sembrar pequeños cultivos en el huerto escolar. Desde el programa radial Familiarmente tuyo, promovíamos un sistema de acciones de conjunto con las familias. El maestro debe también influir en las familias”.
Con timidez, la profesora Rebeca Nápoles Álvarez, con medio siglo de oficio pedagógico, habla de su amor por este seminternado. La jubilada, reincorporada hoy, se desempeña como secretaria docente, responsabilidad que no le impide asesorar a los demás profesores en el área de las ciencias.
“Al pasar los años son muchos los que me reconocen y me preguntan: ‘Profe, ¿usted se acuerda de mí?’. Algunos son metodólogos. Siempre fui dinámica en las aulas, con mis alumnos y en la escuela, cuestiones que forman parte de mi personalidad”.
Otra profesora con un cúmulo de 43 años con “el aula a cuestas” y cinco como Vanguardia Nacional es Silvia María Chapón González, jefa de ciclo.
“Si volviera a nacer sería maestra”, confiesa, después de transitar por el sistema de superación y educación a adultos.Comenta una anécdota, orgullosa, de su paso por la escuela primaria Conrado Benítez, cuando sus pupilos escenificaron un juicio a Diego Velázquez.
“Imagínate, qué reto, pero cuánto orgullo ver hoy a seres útiles a la sociedad, con sólidos conocimientos de Historia”.
El pionero Ángel Manuel Ramos Moreno cursa el sexto grado en medio de las exigencias sanitarias para enfrentar la pandemia de la COVID-19. Sobre sus maestros, cuenta:
“Al principio pensaba que eran estrictos, pero en realidad agradezco esa seriedad, porque me están enseñando. Han influido en mi amor por la ciencia, con sus clases siempre movidas, que no dan tiempo a aburrirse. Llevan a cabo experimentos interesantes, como el de ver la acción de la energía magnética y la eléctrica”.
En diálogo con la joven directora del centro, Yamily Noy Rodríguez, se evidencia el pensamiento martiano de la fuerza y capacidad de los pinos nuevos.
La líder del plantel comenta sobre el reto que ha significado la actual pandemia; sin embargo, “la escuela jamás cesó su contacto niño a niño, y habilitamos un aula con televisor para aquellos que no pudieron visualizar las teleclases desde sus hogares. El desafío mayor fue con los pequeños de preescolar. En marzo, al comienzo de la situación epidemiológica, no pudimos desarrollar todas las habilidades necesarias para el tránsito al primer grado. No obstante, reanudamos, y en estos momentos ya esos pioneros conocen hasta la letra p, es decir, saben escribir las primeras palabras que todo niño aprende: mamá y papá.
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“Desarrollamos estudiantes integrales. Mediante dos proyectos internacionales, trabajamos para garantizar, en uno, una escuela segura en la reducción de desastres y en el otro, una mayor cultura alimentaria. En este último, promocionamos la nutrición saludable, desde los alimentos que cultivamos en el huerto. Así pasó con la calabaza, pues muchos de los niños la rechazaban, y luego de probar una crema de este fruto, muchos cambiaron de opinión.
“Además, potenciamos convenios deportivos, de ahí que tengamos judocas, ajedrecistas, e incluso gimnastas, y un movimiento cultural con comparsa y carroza para el carnaval infantil”.
Este centro educacional, destacado por sus resultados, honra con la calidad de su claustro y estudiantado el nombre que lo identifica. El Maestro es el mejor inspirador de la instrucción, esa obra de infinito amor.