FLORIDA, CAMAGÜEY.- Yenly Solar Soto es una mujer de baja estatura, pero de corazón grande. Llegó a la industria con solo 19 años y el deseo de darlo todo por la producción. A pesar de los 40 años cumplidos ese viaje diario de algunos kilómetros, desde Florida a la empacadora Tomás Rojas y viceversa no la desanima, todo lo contrario, inyecta más dinamismo ante las circunstancias impuestas por la emergencia energética.
El colectivo de la industria alimentaria no creyó en las medidas de Donald Trump para ahogar la economía e impedir la llegada de combustible. Bastó el llamado del presidente Miguel Díaz-Canel, en septiembre de 2019, para que el colectivo se readaptara al nuevo horario laboral con gran dosis de sacrificio personal. No es lo mismo trabajar en el horario diurno que iniciar las faenas laborales a partir de las doce de la noche, con la entrada escalonada de las brigadas, hasta el completamiento de los planes.
Dejar de producir no podía ser la opción. Vino el diálogo por área y tomar la disposición —aunque siempre hubo algunos refunfuñones— para mitigar los efectos de la baja disponibilidad de combustible, experimentada desde la segunda quincena de septiembre del año pasado. Hoy mantienen esa misma estructura de trabajo y continúan aportando al ahorro y cumpliendo sus entregas.
SOLO NO APROVECHAN EL GRITO DE LOS ANIMALES
Las medidas de ahorro no son rígidas: “Como es una fábrica productora de alimentos, en un momento determinado reevaluamos estrategias, más ahora, en el llamado pico productivo, con la recuperación en la entrega de ganado por parte de la agricultura, lo que nos aporta ventas a los planes”, explicó Yenly, jefa de producción, graduada de técnica en Alimentos.
Entre las obtenciones, dirigidas fundamentalmente a los municipios de Vertientes, Carlos Manuel de Céspedes y Florida, la de mayor prioridad es la canasta familiar que se cubre con picadillo, pollo, mortadela y, desde hace tres meses, un picadillo paletizado de calidad para niños, en formato de una libra, sin cartílagos ni pellejos.
De la “Tomás Rojas” salen al mercado jamonada especial y chorizo, con destino a la gastronomía, más el embutido rojo, este con el objetivo de aprovechar al máximo la sangre generada en los sacrificios de vacunos y ejemplares porcinos. Lo único que no han podido utilizar es el grito de los animales, dicen en jarana, y agregan que buscarán grabarlo para efectos de sonidos en programaciones radiales o televisivas.
Como parte del desarrollo piensan comercializar los cueros y otros aparentes desperdicios que tienen uso en otros sectores, además de generar agregados a los embutidos como queso, ají, cebolla o zanahoria, siempre bajo la aprobación del registro sanitario y adecuándose a las normas de inocuidad de los alimentos.
El sistema de trabajo incluye velar celosamente por los recursos, para minimizar las incidencias negativas en las áreas vulnerables como el control del proceso tecnológico, el almacenamiento de materias primas cárnicas y su extracción. Realizan inventarios al 100 % de manera periódica por las áreas económicas y el personal técnico de control y fiscalización.
EL SALARIO Y LA ACCIÓN SINDICAL
Tocó el turno a Ricardo Fernández Montalván, secretario general del Buró Sindical con tres secciones sindicales. “Tenemos la mejor materia prima, el ser humano. Con ellos bien organizados, bien dirigidos y atendidos se puede alcanzar cualquier propósito. Hemos logrado mes a mes cumplir el plan”.
Los avances transcurren en medio de la obsolescencia de equipos, la búsqueda de alternativas para suplir la harina de trigo por la de maíz o de arroz, cuestión que influye, por ejemplo, en el procesamiento de las croquetas conformadas, con una cifra respetable de 2,5 toneladas por jornada.
El salario promedio es de 290 pesos, aunque con el pago por resultados la cuantía se ha elevado a 734. A principios de año, por el pico ganadero, mostró un incremento alrededor de los 1 000, según explicó Lucía Rodríguez Moreno, responsabilizada con los Recursos Humanos y una experiencia en la industria de 23 años.
Los trabajadores se sienten favorecidos con los productos que se les venden una vez al mes, bajo un diseño controlado por el sindicato.
Mucho más queda por escribir de las historias cotidianas de un colectivo que en el actual año recibió la condición de centro 60 Aniversario de la Federación de Mujeres Cubanas y Destacado en la lucha contra la COVID-19, con una importante labor de apoyo a la logística en estas circunstancias difíciles y en las donaciones de sangre, muchos de sus empleados sin apartarse de la industria.
De allí salen también renglones para 32 clientes de la ciudad de Camagüey en los sectores de comercio, gastronomía y otros servicios sociales. ¿Quién pone en duda que cuando la emergencia energética tocó a la puerta, encontró allí a hombres y mujeres que dicen: ¡Somos Cuba!?