CAMAGÜEY.- Aunque tuvieron sus detractores, las acciones de enfrentamiento popular a los coleros, revendedores y especuladores, muestra en su segunda semana de puesta en práctica un ambiente más clarificado, con menor presencia de dichos “personajes”.

Nélido Marrero Bueno, un experimentado ingeniero en riego y drenaje, así lo advirtió cuando el pasado sábado fue temprano a la tienda La Gran Antilla y notó mejoría. No eran aquellas filas interminables a las que, para acceder, había que llegar en un tanque blindado.

A juicio del jubilado, dentro de esa unidad comercial, de venta de alimentos en moneda nacional, se prepararon y organizaron varios puntos para que fluyera más rápido la adquisición de mercancías. Antes de abrir el establecimiento, los miembros del destacamento de vigilancia revolucionaria, que de conjunto con la Policía trabajan por el orden y la disciplina, recogieron los carné de identidad por el orden de llegada de los usuarios.

”Compré sin problemas”, aseguró Marrero Bueno, quien apoya todo el esfuerzo por sanear la sociedad de las indisciplinas y restituir la decencia que un poco se ha perdido.

“Es verdad que los coleros estaban utilizando una serie de métodos para enriquecerse y que la población no tuviera más opción que comprarles a ellos con los precios duplicados, triplicados, pero de esta manera hay una fiscalización y control de varias organizaciones, de las masas”, sostuvo.

LA VENTA ES POR ORDEN DE LLEGADA

Rafael Gaspar Moisés, como siempre, reaccionó con inmediatez a la tarea de integrar el destacamento.

“Me reconfortó que me dieran la misión de integrar un grupo y a la vez, ser el responsable de velar y organizar que esos acaparadores y coleros no interrumpan esta labor, orientada por el Partido, y ejecutada por el Gobierno”.

En la tienda El Volcán, donde cumple esa tarea, comercializaban el día de nuestra conversación 300 paquetes de pollo. En su criterio, muchas personas se mostraron contentas porque hacía tiempo no podían comprar debido a que unos pocos marcaban varias veces o revendían los puestos.

En ese establecimiento, ubicado en la calle General Gómez y San Miguel, en el centro histórico de Camagüey, dan prioridad a impedidos, a personas de la tercera edad, aquellas imposibilitadas porque tienen hijos pequeños, y los donantes de sangre con documentación actualizada.

-¿Hay quienes hacen resistencia?

-Sí, aunque la comprensión es mayoritaria, hubo dos o tres que trataron de interrumpir la labor que hacíamos, pero los neutralizamos: no hay cola ni lista clandestina, la cola es en el momento y por orden de llegada.

El criterio de los integrantes del destacamento es que tales actitudes no se van a permitir ni que haya acaparadores. Además, aplican un sistema de control mediante la aplicación Portero, al escanear los carné de identidad para detectar a quienes intentan repetir.

Ciertamente todavía algunos dudan de su efectividad. La aplicación fue instalada por especialistas de los Joven Club en los teléfonos de los jefes de grupo; al escanear el carné aparece el nombre de las personas con todos los datos; y si vuelve a marcar, aunque no aparece el rostro, la aplicación identifica que ya pasó por allí. Toda esa información a diario se descarga en un servidor y en el puesto de mando se conocen los resultados.

“No se trata de que no pueda hacerse la cola en dos ocasiones, hay núcleos de varias personas y el producto no alcanza para todos, pero lo que cada vez que saquen pollo compren los mismos si se conoce que es para revender”, razonó Moisés.

-¿Cómo se conocen los productos que se comercializarán?

-Como parte del sistema de trabajo a diario se realiza la coordinación de los jefes de grupo y los representantes de las cadenas de tiendas Cimex y Caribe, para la concreción de los días de venta y la cantidad de productos.

Otra experiencia del grupo asignado a El Volcán es la realización de rondas en los alrededores de la tienda para detectar cualquier alteración de las medidas y hacer trabajo profiláctico.

A esta responsabilidad de Moisés se unen la de delegado de la circunscripción 57 del Consejo Popular Vigía Florat, la de presidente de una comisión permanente de la Asamblea Municipal del Poder Popular y de jefe de protección física de la dirección de deportes en el distrito Joaquín de Agüero.

ES OTRO EL AMBIENTE

“Estoy muy contenta con el grupo del destacamento ubicado en nuestra tienda. Desde que ellos están aquí, gente que nunca pudieron comprar pollo están adquiriéndolo, sin problema ninguno”.

Más que experiencia tiene Liset Ávila Díaz, con veinte años laborando en El Volcán, en una última etapa como administradora y con una nueva estructura organizativa, junto a otra compañera, es responsable del punto de venta.

Dice que ahora es mayor la organización, no hay problemas, broncas, ni gente durmiendo para hacer la cola, todo muy tranquilo.

Nelson Zamora Bello, después de jubilado en el sector de Educación, optó por el trabajo por cuenta propia en el servicio de cafetería. Él resume: “Se ve otro ambiente entre los que van a comprar, todo fluye normal. Los que trabajan en el destacamento te explican, aclaran dudas”.

Sugirió valorar experiencias de Ciego de Ávila y Las Tunas en la búsqueda de una mayor equidad.

“Llégate por la tienda de Avellaneda (Gran Mercado) para que compruebes como se han eliminado los elementos conflictivos que alteraban el orden”, exclama Nancy Ruiz. Ella iba bien temprano en la mañana a cumplir con la nueva misión. Vestía el pulover que identifica a los miembros del Destacamento de Vigilancia Revolucionaria, fuerza que aglutina a federadas de calibre, como ella, jóvenes, integrantes de los Comités de Defensa de la Revolución, combatientes de la Revolución Cubana, en definitiva, el pueblo unido en esta nueva batalla contra las ilegalidades.