CAMAGÜEY.- Ella ya creció, hasta hace unos días cuando yo, hermano mayor, la regañaba, mi madre en su defensa me decía: “ella es chiquitica”. Pero no, mi hermana creció en cuestión de días, prácticamente sin darnos cuenta, cuando se sobrepuso al miedo de tener que salir a la calle, justamente cuando la recomendación es no hacerlo, a tocarle la puerta a personas que no conoce y preguntarles “¿cómo se siente?, ¿ha tenido fiebre?, ¿presenta algún síntoma respiratorio? o simplemente si ha estado en contacto con alguien del exterior”, sabiendo que el virus puede estar allí mismo. Pero como dijera Buena fe en su último disco Carnal: “El miedo va goteando de los valientes, antes que los sudores y que la sangre”.

Sí, mi hermana creció, como también lo han hecho los más de 1500 estudiantes de las Ciencias Médicas que están realizando en la provincia las pesquisas activas, allí donde hace falta, en los barrios, en los consultorios del médico de la familia, reforzando el sistema de atención primaria de la Salud, y no son superhéroes, son jóvenes, valientes con batas blancas.

NO SON SUPERHÉROES, LLEVAN BATAS BLANCAS

Y es que a ellos en palabras de Buena fe, “El instinto genuino que ya le advierte, permutar de destino, se le hizo tarde”. Adelante Digital los acompañó un día desde el inicio y luego caminó junto a ellos buena parte del reparto los Coquitos. Antes de partir el profesor les da las últimas indicaciones como quien conoce muy bien los riesgos y no quiere que pase nada. Allí les pregunta si todos trajeron nasobucos y les recuerda la distancia de aproximadamente un metro y medio para evitar contagios. Les explica el plan del día y para donde van y, por si fuera poco, antes salir les lanza otro “cuídense muchachos”, como si todo lo anterior no fuera suficiente.

El doctor Pablo Chevalier Agüero, de la cátedra de medicina natural de la Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay, conoce muy bien la importancia de esa labor en las actuales circunstancias. “El pesquisaje no es algo fuera de lo normal, está dentro del plan de estudio porque es una actividad que se realiza en el sistema de salud cubano en condiciones normales. En otros países el nuevo coronavirus ha tenido esos niveles de propagación porque no tienen un sistema de atención primario tan organizado y con la posibilidad incluida de ir hasta la casa del paciente, a buscar al que tiene algún síntoma respiratorio, al que ha viajado porque a pesar del control que hay en los aeropuertos esta enfermedad tiene la característica de que puedes estar asintomático buena cantidad de tiempo y entonces hay que detectarlos en la casa. Nuestra función es evitar las cadenas transmisión interna y así lo reconocen los Médicos de la familia porque es tremendo apoyo.

“El estudiante recopila los datos y ante la menor anomalía lo informa al consultorio y el médico va de inmediato. Es importante aclarar que ellos no están en contacto directo con el paciente, su labor es solo la de informar. Comenzamos aquí en el políclinico Ignacio Agramonte con 99 estudiantes cubanos y otro grupo de becarios extranjeros, con ellos logramos 18 consultorios del medico de la familia”, explicó Chevalier Agüero.

Maricet Valido Larrazaleta es estudiante de cuarto año de medicina y por estos días abandonó sus rotaciones para combatir la Covid 19 desde la calle, “Lo que estamos haciendo no es más que lo que nos corresponde como estudiantes y futuros profesionales de la medicina, al escoger esta carrera sabíamos que nos tocarían los riesgos pero al que le gusta es porque está dispuesto, sin dejar de cuidarse, asumir este tipo de tareas”, dijo.

Madeleine Rueda Pérez y Jesse Quintana Braon son estudiantes de cuarto año de estomatología, para ellas la utilidad de las pesquisas se demuestra en que han logrado identificar viajeros que no se habían reportado ante el consultorio o personas con infecciones respiratorias que estaban en el silencio de sus casas.

Para Dariel Guerrero Sánchez, también de cuarto año de Estomatología ha sido primordial la colaboración del barrio, “la información si no te la da uno, te la da el vecino de al lado pero siempre fluye”. Osmani Brito Méndez cursa el cuarto año de medicina y aseguró que esta experiencia lo marcará para toda la vida profesional. “Uno no sabe si la persona que está entrevistando pueda o no tener el virus, pero no es miedo, y si hubiera hay que superarlo en cuestiones de segundos para transmitirle seguridad y confianza a esa persona que estás entrevistando. Eso es lo que caracteriza a un estudiante de medicina”.

AGRADECIDOS

Puede que haya quien los llame locos, arrebatados, puede que exista quien piense que es una locura, incluso un suicidio, pero esos no son los más. La mayoría agradece el gesto de que día por día, con el tremendo sol que hay generalmente, dos muchachos desconocidos toquen a su puerta para preguntarle: ¿cómo está, ha tenido fiebre?

“Eso nada más pasa en Cuba, que vayan hasta la puerta de tu casa y te pregunten por tu salud es una dicha y es una de las fortalezas que nos permitirá salir rápido de esta nueva encrucijada que nos ha puesto el destino”, expresó a Adelante Belkis Carmenates Fernández, paciente del Local 11 del Médico de la Familia en el reparto La Mascota.

Para Pedro Roldán Hernández el aporte de los muchachos de medicina, junto al de las organizaciones de masas ha sido esencial en el combate a otras epidemias como la del dengue, “aquí lo será igualmente, unido al comportamiento disciplinado de todos”, enfatizó.

¿Pero, qué estoy haciendo aquí, amando a este país como a mí mismo?, pudieran preguntarse algunos de ellos, quizás hasta han tarareado la canción de Israel y Yoel, la respuestas muchachos es que ustedes han crecido en días, ya no serán los mismos y estarán marcados por este momento que les tocó vivir, en el que por encima de la bata blanca que orgullosamente llevan puesta, también tuvieron que ponerse el traje de los valientes.