PINAR DEL RÍO.- Este lunes Cuba entera, sin miedo a ser absoluta, estuvo al tanto de la pelea de Mijaín López en los 130 kilogramos de la lucha grecorromana, un “fuera de serie” que alcanzó el Olimpo por cuarta ocasión y desde hace mucho se ganó un espacio en el corazón de no pocos.

Del cabo de San Antonio, pasando por Herradura- su pueblo natal en Pinar del Río- hasta Guantánamo, a lo largo y ancho de la Isla se sintieron las buenas vibras de un pueblo que acompañó a la leyenda en cada presentación en tierra tokiota, especialmente en el duelo final contra Lakobi Kajaia, de Georgia.

Porque uno de los atractivos indiscutibles de estos Juegos Olímpicos era la posibilidad de ser testigos del ascenso a lo más alto del podio de quien sin dudas constituye el deportista más grande de la nación caribeña, capaz de escribir una historia dorada sin igual con sus cuatro títulos bajo los cinco aros, sobrepasando al grequista ruso Alexander Karelin. 

Su vitrina se completó con esta medalla que permanecerá junto a las cinco áureas de campeonatos mundiales y juegos panamericanos, entre otras; pero la más importante siempre ha estado allí, la de la dignidad.

Quienes hemos tenido la oportunidad de conversar con el gladiador de 38 años hemos sido testigos de la sencillez del hombre y la perseverancia y entrega del deportista; por eso las redes sociales han “estallado” en la mañana en su honor. 

Gracias Mijaín por hacernos saltar contigo este 2 de agosto, pues hoy no solo rebosan de orgullo tus padres, sino todos los agradecidos de tu talento y tu carisma.