SIERRA DE CUBITAS, CAMAGÜEY.- A casi todos los de Puerto Piloto los encontramos juntos, esperando su turno para comprar malta. En la cola la gente conversa. Escuchándolos, ponemos rostros a lo que vimos en el camino.
“Es lo mismo estar aquí que en mi casa —dice triste una muchacha de 26 abriles— Por eso no tengo apuro. Allá, si miro hacia arriba puedo ver el cielo. Y eso que el mar ‘se recogió’, porque si le da por meterse para acá…”.
“Tranquila, claro que pudo ser más malo, verás que hay solución. Yo puse a secar las cosas mojadas, dejé en el cordel la tristeza y no pienso recogerla. ¿Cuándo aquí se ha quedado alguien desamparado?”, la alienta otra joven, maestra del pueblo.
Ela Adán Pérez, la delegada de la circunscripción número 14, deja a alguien frente a la venta y sale a saludarnos. Se le nota el agotamiento de estos días. Dicen que el viento del huracán se llevó parte del techo de su domicilio, pero ella casi no ha estado allí.
“Al menos soy joven y fuerte —explica— Aquí contamos 56 derrumbes totales, hay mucho por levantar y mi historia no es la peor.
“Un señor de más de 80 años me dice que ya no cuenta con energías para levantar su vivienda. Aunque sabe que otros se encargarían de la construcción, no siente que pueda. He intentado darle pequeñas tareas para que se sienta útil, convencerlo de que puede vivir mucho más, pero lo que quiere es ir a un hogar de ancianos donde terminar en paz su existencia. Así que ya estoy haciendo gestiones para complacerlo. Sobre todo en ese grupo poblacional he visto mucha depresión”, cuenta, con voz temblorosa.
Pero también encuentra razones para sonreír: tras Irma, personas que tenían casas de veraneo en Puerto Piloto, las han puesto en función de quienes perdieron el único hogar que tenían allí.
Nos cuenta también que les ha llegado ayuda estatal de alimentos, carbón como alternativa para cocinar, pipas con agua… y sospechamos que, como ahora, ella está al frente de la distribución, para que de su gran familia no quede nadie desprotegido. Así que la dejamos volver a lo suyo.
Agradece y añade, “para que lo sepan Adelante y todo Camagüey: Ya la escuela está arreglada, con empeño colectivo, y así quedará pronto el pueblo, listo y bonito, para que dé gusto vivir aquí, para olvidar este mal rato y buscar entre todos mejores rumbos”.